Sobre Nosotras
Tabatha - Fundadora de Yam Yam Cacao
Mi historia con el cacao comenzó en 2017,
en un momento de mi vida en el que me sentía perdida laboralmente. Me topé con el
movimiento bean to bar y me enamoré completamente:
pequeñas chocolaterías que elaboraban chocolate desde el grano de cacao, en colaboración directa con los agricultores.
Era artesanal, era real… y encendió la chispa en mi corazón.
Transformé la cocina de mi casa en Lechería (Venezuela) en un pequeño obrador, junto a mi mamá y mi abuela Teresita.
Entre mujeres, empezamos a experimentar, a aprender y a crear.
Más que chocolate, estábamos tejiendo raíces.
Tiempo después llegué a España con un sueño claro: convertirme en chocolatera.
Fue entonces cuando conocí a una mujer de Nueva York que trabajaba con
cacao ceremonial y comunidades amazónicas.
Ella me abrió a una dimensión más profunda del cacao: su historia ancestral, su poder medicinal, su uso ritual.
Pude ver más allá del chocolate: el cacao es una diosa y una ofrenda, es Mamá Cacao.
En Madrid volví a poner en marcha un mini obrador para hacer cacao ceremonial, compré una refinadora y nació la semilla de
Yam Yam Cacao: un proyecto que combina el saber artesanal con el alma del cacao como planta sagrada.
En 2023 conocí a Paul, un chocolatero belga que quería jubilarse y buscaba entregar su legado.
Me lancé a la aventura: con apoyo de amistades y familia, levantamos el nuevo obrador en la Calle Bonetillo, en pleno corazón de Madrid.
El 8 de septiembre de 2024 abrimos las puertas de Yam Yam Cacao como nueva generación de chocolateras.
Daniela - Compañera de Tati en esta aventura
Durante muchos años trabajé en el mundo corporativo. Me gustaba lo que hacía, pero dentro de mí crecía la sensación de que algo más me estaba llamando y que debía cerrar ese ciclo.
En ese proceso conocí a Tati. Junto con ella y nuestra amiga Lucky organizábamos encuentros de bienestar: yo compartía charlas de Ayurveda, Lucky guiaba prácticas de hatha yoga y Tati abría el espacio con ceremonias de cacao. Sin planearlo, esos momentos se convirtieron en el inicio de un camino compartido.
Tiempo después di el salto y dejé definitivamente el mundo corporativo. Al principio mi idea era emprender un proyecto de bienestar, pero la vida me llevó a entregarme por completo al camino espiritual. Pasé dos años dedicada plenamente a profundizar en mi práctica espiritual y en el Ayurveda, descubriendo una forma distinta de habitar el mundo, donde la simplicidad y el amor son la clave.
En medio de esa transición apareció Yam Yam Cacao, un proyecto que abrazó todas esas semillas y les dio un hogar común.
Hoy estoy cultivando una relación viva con Mamá Cacao, descubriendo su poder nutritivo y experimentándolo en mi propia piel. También exploro su sinergia con otras plantas sagradas que acompañan su acción y despiertan nuevas formas de sentirla en el cuerpo.
Yam Yam Cacao es, para mí, un lugar donde se encuentran cosas que a veces parecen opuestas: tradición y modernidad, diversión y esfuerzo, dulces placeres y medicina sagrada.
Un lugar donde el chocolate se honra desde la raíz: desde la semilla, la tierra, la historia y el cuidado de quienes lo cultivan.
Es un espacio de calma y de cuidado. De esos que invitan a bajar el ritmo, a saborear lo simple, a reconectar.
Yam Yam nació de un sueño muy claro: educar sobre el cacao, honrar su origen, y construir una comunidad que valore la sostenibilidad, la consciencia y el amor por esta planta sagrada, nuestra Mamá Cacao.